Hoy tendría 65 años y desde su fallecimiento continúan en los corazones de miles de salteños que lo consideran “un niño milagroso y protector de los estudiantes”
Nació el día 26 de Junio del año 1956 en cercanías de Santa Rosa de Tastil, Departamento de Rosario de Lerma, en la Puna salteña. También vino con él al mundo su hermano mellizo llamado Pablo, quien falleció horas después de ver la luz.
Hijo de Ángela Sanhueso, una humilde pastora de ovejas de 24 años que vivía a más de 3.000 metros de altura. La mujer ya tenía dos hijos de una pareja anterior: Demetrio de 13 años y Norberto de 10. Su padre fué el comisario Julián Barboza, jefe del Destacamento Policial de la Estación Gobernador Solá, del Ramal C-14. Éste, cuando Pedrito tenía 4 años, se lo pidió a Ángela para que su cuñada Purísima Copa, que vivía en Salta capital se lo críe.
Pero cuando tenía 6 años y a menos de un mes de su cumpleaños, el domingo 19 de mayo de 1963, su primo Pablo Copa, un mecánico de 20 años, lo golpeó de manera brutal y lo violó.
Pablo lo creyó muerto y llevó el cuerpo a la cortada de ladrillos “Robledo”, cerca de la casa de los Copa. La vivienda estaba donde hoy queda el barrio El Milagro, en el sur de la capital provincial, a no más de diez minutos del centro. Sin que nadie lo viera, Pablo arrojó a su primo al fondo de un aljibe, a seis metros de profundidad. Pero Pedrito volvió del desmayo y comenzó a gritar. Entonces, sin compasión, su primo buscó un palo y lo hundió hasta ahogarlo.
Pablo Copa nego todos los hechos pero fue detenido como presunto autor del crimen y la Policía también arrestó como encubridora a su madre Purísima Copa.
Actualmente, miles de personas se llegan hasta el Cementerio de la Santa Cruz para visitar el santuario de Pedrito Sanhueso, quien luego de años de haberse conocido este hecho, la creencia popular lo consagró como personaje mítico y protector de los estudiantes. Su tumba es visitada por miles de personas que le dejan muestran de fé y agradecimiento, entre los que se registran carpetas , bicicletas, andadores, juguetes, cartas , oraciones, velas y demás ofrendas.
“No conoció padres, a los 6 años subió a los cielos mártir y víctima de un monstruo humano. Rogad a Dios por su alma inocente. No lo olvidaremos más”. Reza en una placa que le dedicaron a Pedrito Sanhueso los docentes y sus compañeros del primer grado.