Desde prisión se comunicó con Diario el Tribuno para asegurar que le corresponde una indemnización por la muerte de su madre.
Con un celular en su poder aclara, “es totalmente legal porque me lo dan aquí adentro en el penal para que hagamos llamadas o nos llame la familia”, Gabriel Herrera, de 25 años, se contactó en la tarde del miércoles.
“Hola, soy el hijo del Chirete Herrera, creo que todos lo conocen, estuvo en casos resonantes como la muerte de mi mamá y de la chica Neri”, se presentó.
El joven es hijo del femicida serial que asesinó a sus dos parejas en el interior de un penal. Primero a Verónica Castro, en la cárcel de Metán en el 2006, once años después, en 2017, asesinó a Andrea Neri en el interior de Villa Las Rosas. En ambos casos, los cruentos hechos se dieron en horarios de visitas íntimas, régimen que a partir del último femicidio cambió en el servicio penitenciario de la provincia.
“El 23 de marzo se cumplen 16 años de la muerte de mi mamá, Verónica Castro, la primera mujer que mató el Chirete en la cárcel de Metán”, recuerda Gabriel Herrera, quien en ningún momento se dirige como su “padre” cuando habla del asesino de mujeres. El recuerdo va acompañado de un reclamo económico en concepto de indemnización que el joven interno entiende le corresponde a su hermano y a él tras el crimen de su madre.
“El Estado siempre estuvo ausente, tanto con mi hermano como conmigo. Cuando mi mamá falleció el Estado nunca estuvo, mi madre ingresó viva a la cárcel de Metán y salió muerta. En ningún momento le brindaron primeros auxilios ahí adentro, no hubo contención. Además, mi madre lo había denunciado anteriormente y nunca hicieron nada. Con mi hermano quedamos, como quien dice, a la deriva, sin madre”, apuntó.
A causa de las negligencias que hubo en el femicidio de Castro en Metán, según señala el mayor de los Herrera, le ganaron una demanda a la Provincia. Sin embargo, “hasta el momento nunca más tuvimos respuestas. Salió una resolución con fecha del 19 de noviembre de 2019 donde el monto que deberíamos haber recibido es de 910.000 pesos de los cuales 791.000 nos corresponden a mi hermano y a mí por daños patrimoniales, morales y psicológicos y los intereses hasta su pago. Plata que todavía no recibimos”, contó Gabriel Herrera.