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FUERON CONDENADOS LOS “PAI UMBANDA” | Adoraban a San La Muerte y convertían a las mujeres es esclavas

Juan Soria Villalba y su pareja, María Ester Arroyo, fueron condenados a las penas de 9 años, y 8 años y dos meses de prisión, respectivamente.

El fallo surge tras encontrarlos responsables del delito de trata de personas con fines de explotación sexual agravada por intimidación, por la vulnerabilidad de las víctimas, por haberse consumado la explotación y por ser los ministros de un culto religioso, y por las lesiones leves perpetradas a dos víctimas, en concurso real. Ello en línea con la acusación formulada por el titular de la Unidad Fiscal Federal de Salta, Eduardo José Villalba.

Además, la jueza Gabriela Catalano y el juez Abel Fleming, dispusieron la inhabilitación de la pareja imputada, por el tiempo que dure la condena, y ordenaron el decomiso de 18.600 dólares -para ser afectados al Fondo Fiduciario de Asistencia Directa a Víctimas de Trata de Personas, en caso de que quede firme la sentencia-, las cédulas azules de un Volkswagen Gol Trend, tres teléfonos celulares y el embargo preventivo del inmueble donde funcionaba el culto. También, por razones humanitarias, ordenaron la devolución de 61.000 pesos a la pareja acusada y que el cumplimiento de la condena, en el caso de Arroyo, fuera bajo la modalidad de prisión domiciliaria.

AUDIENCIA EMOTIVA

El 29 de diciembre, se llevó a cabo audiencias muy emotivas. En una de ellas, una mujer contó los episodios de maltrato y sometimiento que sufrió a mano de los líderes espirituales del culto Umbanda.

En ese contexto el testimonio de una de las víctimas, que se dio a conocer a través de un video: “Si no hacías el pago semanal, era un castigo. También me castigaron por ponerme en contacto con mi familia, cuando mi padre cayó enfermo. No eras dueña de pensar ni de actuar”.

La mujer explico que en caso de negarse a realizar los aportes, “tenías castigos. En mi caso, en una sesión de kimbanda, me quemaron con la cera de la vela en mi cuerpo, me echaron tierra y agua del cementerio y me pedían que me auto flagele, en otra ocasión, me dieron siete latigazos y me quemaron los pies con brasas de carbón, lo que me causó una ampolla enorme que hasta el día de hoy tengo secuelas, fueron una infinidad de cosas que pase”, dijo al recordar otro episodio.