El calvario de las víctimas
Si tomamos los datos elaborados por el Observatorio de Violencia de Género en Salta en el 2018, podremos tener un paneo del sufrimiento de las víctimas de violación. Se registraron 1.558 denuncias contra la integridad sexual en toda la provincia. Entre ellas, las denuncias por abuso sexual con acceso carnal y por abuso sexual gravemente ultrajante, suman 451. Sin embargo, solo en 114 casos se suministraron kits de profilaxis post exposición para VIH, ITS y anticoncepción de emergencia, y se desconoce por qué se privó el suministro al resto. El asunto es gravísimo, ya que más de dos tercios no tuvieron esa atención elemental de salud, obligatoria para estos casos.
Seguramente no existan a disposición los kits de profilaxis en los hospitales y centros de salud, por lo que muchas mujeres ante una violación afrontan enfermedades de transmisión sexual o embarazo. Así sucedió en el 2015 con el caso Juana, la niña wichi que sufrió una violación en banda y tuvo que afrontar un embarazo de riesgo, porque en el hospital de Alto La Sierra no tenían el kit de profilaxis ni el anticonceptivo de emergencia y, cuando lo tuvieron, esperaban orden de la fiscalía para su aplicación. La justicia empezó a actuar después de seis meses de producido aquel hecho, y solo porque el caso tomó estado público.