El nombre de Néstor Píccolo no deja de sonar pese al tiempo.
Hoy 29 de Julio se cumplen 11 años desde el fatídico día en que se hallaron los cuerpos de Houria Moumni y Cassandre Bouvier, las jóvenes turistas francesas que fueron asesinadas en condiciones que aún hoy generan dudas. El triste aniversario trae al recuerdo el nombre de Néstor Píccolo, uno de los policías más destacados de la fuerza policial salteña, que apareció muerto con un tiro en la cabeza tiempo después del crimen, cuando la investigación había sido cerrada de forma acelerada.
Con el uniforme puesto, cruzó la avenida Chile que separaba su trabajo con un predio detrás de la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación, a metros del balneario Carlos Xamena, tomó su arma reglamentaria y se disparó en la sien. Esto dice el informe oficial sobre la muerte de Néstor Píccolo, quien fuera jefe de la Brigada de Investigaciones de la Policía de Salta. Había sido el encargado de resolver el crimen de Bouvier y Moumni.
El triste final de Piccolo se produjo cerca de las 13.45 del viernes 25 de noviembre del 2011. Su cuerpo yacía sobre un charco de sangre y un tiro en la cabeza. A metros de un lugar muy transitado. Nadie había visto nada.
Trataron de salvar su vida llevándolo en una ambulancia hasta el hospital San Bernardo, pero no había caso. Ya no tenía signos vitales.
Los cuestionamientos a la investigación de su muerte cobraron fuerza con el resultado negativo de la prueba de parafina efectuada sobre el cadáver del policía. Este test comprueba si hay restos de pólvora que quedan pegados en la piel al detonar un arma de fuego. Dicho sea de paso, demoró medio año en finalizarse cuando normalmente está listo en días. Rápidamente el entonces jefe de la Policía de Salta, Marcelo Lami, declaró que estas pruebas “no son concluyentes”.
Descontenta con la caratula de suicidio, en el 2016, Teresa Giglione, madre del efectivo fallecido pidió que se reabra la causa. Tenía dudas sobre la mano con la que se había efectuado el disparo mortal. Se dijo que Piccolo había tirado del gatillo con su mano izquierda, aunque era diestro. Esto fue desmentido luego por el abogado Rubén Juarez, representante de la viuda e hijos del policía.
Desde la familia primaria del comisario apuntaron contra el ex secretario de Seguridad, Aldo Rogelio Saravia, y lo acusaron de presionar a Piccolo para dar por concluida la investigación de la muerte de Moumni y Bouvier.
Al día de hoy aseguran que Néstor estaba desbordado emocionalmente y nunca le concedieron las licencias que reclamaba. El tiempo pasó sin respuestas y hace unas semanas denunciaron que se “extravió” el informe civil que da cuenta de la situación psicológica del fallecido policía, lo que traba la demanda por indemnización contra el Estado provincial, por la cifra de 4 millones de pesos.