El gobierno de Javier Milei confirmó que la Argentina no presentará su candidatura para continuar en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, organismo clave en la defensa de las libertades fundamentales. La decisión marca un quiebre en la tradición diplomática nacional y se alinea con la postura que ya adoptaron Estados Unidos e Israel.
Fuentes de la Casa Rosada señalaron que la medida responde a la estrategia oficial de reducir la participación del país en distintos organismos internacionales, como ya ocurrió en febrero con la salida de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La orden fue transmitida al representante argentino ante la ONU, Francisco Tropepi, y deberá ser ejecutada en Ginebra por Carlos Foradori. “Se trata de una decisión de coherencia con la nueva política exterior”, sostienen desde el entorno presidencial.
El Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, está compuesto por 47 países elegidos por la Asamblea General de Naciones Unidas. La Argentina había mantenido una participación constante desde la recuperación democrática, consolidándose como voz activa en la defensa de los derechos humanos.
La decisión de Milei se suma a la línea marcada por Donald Trump en Washington y Benjamin Netanyahu en Israel, quienes también abandonaron el organismo acusándolo de parcialidad y falta de credibilidad.
Con este paso, la Argentina deja atrás décadas de presencia en un espacio que históricamente había sido considerado estratégico para la defensa de los valores democráticos.