En la madrugada del 8 de Octubre de 2001 en Salta Capital se conoció la peor noticia, el asesinato de un sacerdote muy querido por toda la comunidad, lo apuñalaron 18 veces y después llevaron su cuerpo a una habitación donde le arrojaron combustible y lo quemaron.
Era considerado casi un Santo. De compleja y fuerte personalidad, Ernesto Martearena, 57 años, fue creador de ocho comedores comunitarios, un centro de asistencia para niños con VIH, una granja de recuperación de adictos, hogares y ayudaba a 2.000 personas de escasos recursos.
En la parroquia Nuestra Señora de Fátima, donde el padre realizó una enorme tarea solidaria con vecinos de Villa Asunción. Fue un referente indiscutido, valorado y consultado en materia de niñez y adolescencia, pero además, fue un verdadero mentor de políticas y proyectos, que entendía que debía discutirse abiertamente la problemática y buscar alternativas permanentemente.
Muchos salteños fueron a despedir los restos de Martearena, era muy apreciado por su gran labor social. Tenía el reconocimiento de su comunidad que lo llora hasta estos días.
El 12 de mayo de 2011 el Vaticano lo incorporó a la lista de mártires del siglo XX. En zona sur se encuentra el Estadio Padre Martearena en su honor.
La justicia condenó por este crimen a Javier Alfredo Alanís Colausti y Marcelo Castillo, en aquel momento de 21 y 19. Ambos, en su momento, fueron protegidos y aconsejados por el padre en su labor social.