El histórico campanero de la Catedral se mostró satisfecho por el trabajo realizado. “Me retiro feliz y sano sobre todo. Doy las gracias a Dios de que así sea.Yo hoy que estoy a poco de jubilarme, estoy tocando la campana más chica y mientras lo hago aprendí a rezar, y mi deseo para este Milagro es que se mejore el país”, remarcó Pepe Fernández.
“Este año cumplo 41 años de campanero, toda una vida. Antes de ser campanero, era de la “Hermandad del Milagro” donde se preparaban las imágenes que se trasladaban en los hombros, en aquel tiempo no existía la cureña”, resaltó.
“En ese tiempo hacía guardias para velar las imágenes, y un día que participé de cuatro misas seguidas y vi realmente el rostro de los peregrinos decidí ser campanero. Me siento un privilegiado no solamente por el servicio que estoy cumpliendo sino además porque desde ahí puedo ver las misas en su totalidad y a los peregrinos que pese al cansancio vienen bailando, cantando, alegres, llenos de fe. Pensar que nosotros lo tenemos todo el año al Santo. Estoy entrenando a dos chicos para que me reemplacen”, sostuvo Pepe Fernández.
“MI MEJOR RECUERDO”
El histórico campanero de la Catedral reveló cuál fue el mejor recuerdo que tiene de su vida ligada a la Iglesia. “Uno de los recuerdos más importantes que tengo es cuando vino el Santo Padre Juan Pablo II en 1987, que en un momento se estaba yendo en el Papa Móvil y se dio vuelta a darnos la bendición a los campaneros. Lo que sentí es algo inexplicable e imborrable”, confesó Pepe Fernández.