Luego de la denuncia por agresiones que involucró a un policía presuntamente ebrio en barrio San Ignacio, el Gobierno provincial decidió tomar cartas en el asunto. La vecina que hizo pública la situación a través de Facebook aseguró que su hermano fue golpeado por un efectivo que lo interceptó mientras estacionaba su moto. La tensión subió cuando la madre del joven también fue agredida y terminó descompensada.
En respuesta, el secretario de Seguridad, Nicolás Avellaneda, anunció que desde la próxima semana se realizarán controles de alcoholemia sorpresivos a los policías salteños. La novedad es que estos tests se harán en presencia de testigos civiles, no policías, para garantizar mayor transparencia.
“Es una medida para tener más control y evitar cualquier sospecha”, afirmó Avellaneda en una entrevista radial. Los controles se aplicarán en distintas unidades policiales de manera aleatoria.
La decisión busca reforzar la confianza de la ciudadanía en las fuerzas de seguridad tras un episodio que generó indignación y se viralizó en redes.