Candela Sol Rodríguez fue secuestrada el 22 de agosto de 2011 -tenía 11 años- cuando iba a encontrarse con amigas para ir a una reunión del grupo de scouts al que pertenecía, estuvo cautiva en una vivienda nueve días en una casa situada en la calle Kiernan 992, de Villa Tesei, partido de Hurlingham.
Finalmente, el 31 de ese mismo mes, el cuerpo de la niña apareció dentro de una bolsa, al costado de la colectora de la Autopista del Oeste, a unas 30 cuadras de su casa.
Carola Labrador, la mamá de la nena de 11 años, dice que siente el mismo dolor de cuando encontró el cuerpo. Pero saber que el asesino de su hija “este preso a perpetuidad” le permite cumplir con la promesa que le hizo a su hija.
“Mi hija está en paz. Lo que le prometí ese maldito día que la encontré ahí muerta se lo cumplí. Le dije ‘hija no voy a parar hasta que se haga Justicia'”, dice la mamá de Candela Sol Rodriguez tras enterarse que la Suprema Corte de la provincia de Buenos confirmó la condena prisión perpetua.
La mujer añadio que desde el crimen de su hija “nada cambió. Cada año en el Ni Una Menos somos más familias atravesadas por la desgracia y la Justicia cada vez peor, nunca beneficia a las víctimas estamos solos”.
“Extraño todo, su voz su alegría, su compañerismo, su cariño conmigo, sus abrazos. Y cada día el dolor es más grande”, relata al recordar a su hija.
Ella siente que hubo un cambio en la sociedad, que en su momento la cuestionó, “la verdad salió a la luz. Me quedó con todo lo lindo que me dicen de Cande, los que la lloraron, rezaron. Me quedó con el amor que me dan cuando recorro el país y lloraron la muerte de Cande”
“Cande y yo fuimos muy agraviadas, eso nos hizo muy mal, pero hay que seguir adelante. Yo siempre le digo a Cande al mirar al cielo, ‘honraré tu nombre´. Creo que lo estoy logrando”, concluyó Labrador.
