La inflación y la eliminación del cepo cambiario dispararon los precios de los principales cortes vacunos, mientras el consumo cae a mínimos históricos.
La mesa de los argentinos siente el impacto de la crisis económica. Según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), los precios de los principales cortes de carne aumentaron entre un 32% y un 36% en las últimas semanas. El roast beef, por ejemplo, pasó de $9.759 a $13.300, y la carnaza común trepó de $7.381 a $10.100.
Esta escalada responde tanto a la inflación acumulada como a subas preventivas ante la reciente devaluación. Como consecuencia, el consumo de carne vacuna cayó un 5,4% en términos interanuales, alcanzando los niveles más bajos de los últimos 30 años, con apenas 47,8 kilos por habitante al año.
La situación se agrava entre los sectores más vulnerables, donde la carne vacuna ha sido reemplazada por opciones más económicas como pollo, cerdo o alimentos básicos como arroz y fideos. La crisis del consumo masivo, que ya acumula 16 meses de caída, refleja un cambio profundo en los hábitos de compra de los argentinos, cada vez más selectivos y afectados por la pérdida del poder adquisitivo.
Mientras tanto, las góndolas de los supermercados muestran una retracción de ventas en carnes del 7,1%, y los salarios siguen corriendo detrás de una inflación que, en marzo, fue del 3,7% mensual, con los alimentos creciendo un preocupante 5,9%.
El “asado de los domingos”, tradicional símbolo de la cultura argentina, hoy parece cada vez más lejos del alcance de muchas familias.