Un preocupante fenómeno ambiental ha dejado a la provincia de Tierra del Fuego, Argentina, bajo la sombra de un extenso agujero en la capa de ozono, el cual podría ser el más grande registrado desde 2015, según informes del Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Mientras las autoridades advierten sobre los peligros de la radiación ultravioleta (UV), este evento pone de manifiesto los desafíos continuos del cambio climático y el calentamiento global.
Tradicionalmente, el agujero en la capa de ozono se forma entre los meses de agosto y diciembre, aumentando la exposición a los dañinos rayos UV, con consecuencias nocivas para la salud humana y el medio ambiente. Durante los últimos años, gracias a políticas ambientales como el Protocolo de Montreal de 1987, se había registrado una disminución en la severidad de la reducción del ozono. En 2019, el agujero alcanzó su menor extensión, aproximadamente 6,3 millones de kilómetros cuadrados, desde que se comenzó a medir en 1982.
Sin embargo, el agujero de 2023 podría ser un revés en esta tendencia positiva, ya que se estima que su extensión superará los 16 millones de kilómetros cuadrados en agosto, según datos del programa Copérnico de la Unión Europea. Lo que es más preocupante es la rapidez con la que se ha producido esta disminución del ozono, una situación que no se había observado desde 2015.
Los expertos están buscando explicaciones, y una de ellas podría estar relacionada con la erupción del volcán submarino Hunga Tonga en enero de 2022. Esta erupción liberó millones de toneladas de vapor de agua en la atmósfera, llegando a la estratosfera antártica a finales del año pasado, lo que podría haber contribuido a la disminución acelerada del ozono que se observa ahora.
Otra posible causa está vinculada al cambio climático, ya que incluso pequeñas variaciones en la temperatura pueden influir en la formación del agujero de ozono. El calentamiento global provoca bajas temperaturas en la estratosfera, lo que resulta en menores niveles de ozono, especialmente en las regiones polares, según el Departamento de Medio Ambiente del Reino Unido.
A pesar de este retroceso, el programa Copérnico enfatiza que las medidas ambientales implementadas en el Protocolo de Montreal siguen siendo efectivas y que, sin ellas, los efectos observados en 2023 podrían haber sido aún más graves. Sin embargo, el SMN ha instado a la población a tomar precauciones, como el uso de protector solar, sombreros y gafas de sol, así como evitar la exposición directa a la luz solar cuando sea posible, dado el riesgo de quemaduras, cataratas y cáncer de piel.
